Nos sentamos cómodamente. Nos tapamos los oídos suavemente con el dedo índice y escuchamos nuestra respiración. Cogemos aire por la nariz y lo sacamos por la boca haciendo el sonido de la abeja «zzzzzzzzzz». Si cerramos los ojos nos concentramos más. Lo repetimos varias veces. Nos imaginamos que somos una abeja que va de flor en flor en un prado lleno de flores de colores.

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