Nos sentamos encima de los talones. Colocamos las manos encima de las rodillas o en el suelo con las palmas hacia abajo ¡Sacamos las garras del león! Hombros relajados. Respiramos. Al sacar el aire por la nariz abrimos los ojos y la boca al máximo. Sacamos la lengua tanto como podamos imitando el rugido de un león ¡aaaaaaahhhhh!