Retomo este blog un año después porque mi parte creativa me empuja a ello.
Esta tarde he paseado a mi perro por un parque cercano a mi casa, y he visto varias cosas que me han conmovido:
La basura y el vandalismo que rompe papeleras, que ensucia la ciudad, y que rompe árboles y plantas.
Pero lo que más me ha conmovido es el viento, que suave brisa soplaba sobre mis mejillas, que hacían un verso con el trigo y os lo traigo aquí para compartirlo.
Es disfrutar de los pequeños detalles de la vida, y eso ha sido un bonito detalle, pasear a mi perro y disfrutar de la leve brisa que corría hoy sobre Jerez.
Pero es triste que cuando se encuentran dos perros, la fiesta que se montan y los dueños ni se miran, es curioso, la evolución que han seguido algunos animales. Tienen la misma cercanía que en sus comienzos pero el ser humano se ha distanciado, va a lo suyo, y en un arrebato de supervivencia huye de la relación social y del compromiso marcado por la amistad.
Así somos como perros que huyen de sus miedos, y se refugian más allá de la montaña de la sociedad.